LUIS CERNUDA
Luis Cernuda  , Poetas Andaluces en www.poetasandaluces.com

BIOGRAFÍA

LUIS CERNUDA BIDÓN nace en Sevilla un 21 de Septiembre de 1902. Hijo de padre militar, se educó en un ambiente de rígidos principios. Ya desde pequeño se enfrenta a un choque entre unos valores familiares muy estrictos y la propia personalidad tímida y retraída del poeta. El poema "La familia" del libro "Como quien espera el alba" (1944) puede ser un buen testimonio de esos primeros años de la vida del poeta.

En esos primeros años marcados por la soledad descubre la literatura, y lo hace de manos de Bécquer, autor con el que su poesía presenta importantes contactos, tanto en sus primeros versos ("Perfil del aire") como en otros libros posteriores (no debemos pasar por alto que el título del libro "Donde habite el olvido"está sacado de un verso de Bécquer).

En 1919 comenzó los estudios de Derecho en la Universidad de Sevilla. Allí conoció a Pedro Salinas, que fue su profesor e introductor serio en la literatura. En estos años descubre también a un autor francés que le influirá poderosamente, Andre Gide, y en el que encontrará el poeta sevillano un paralelo de sí mismo. En 1923, deja la Universidad para el servicio militar; ingresa en el regimiento de Caballería de Sevilla. En 1924, vuelve para seguir la carrera, la cual terminará en 1926. Asiste a los actos celebrados con motivo del tercer centenario de la muerte de Góngora, pero solo como oyente, aunque ya había conocido varios miembros de lo que sería denominado después la Generación del 27.

En 1928, Salinas le ayuda a conseguir una plaza como lector de español en la Universidad de Toulouse. Allí comenzará a redactar los poemas de lo que será su libro "Un río, un amor"inspirado directamente en la música de jazz y blues (el poema "Quisiera estar solo en el sur" alude directamente a ella) y en el cine. Se muda a Madrid en 1929. Allí trabaja en la librería de León Sánchez Cuesta y se enamora de un tal Serafín que no le hizo ningún caso. A este amor corresponden los libros "Donde habite el olvido" y "Los placeres prohibidos". Nunca negó su condición homosexual, factor por el que fue considerado siempre un rebelde, dada la mentalidad cerril y poco abierta de la España de Posguerra, "un país donde todo nace muerto, vive muerto y muere muerto", como dirá en "Desolación de la Quimera". Aspecto también que le otorgaba siempre un grado de marginalidad, "como naipe cuya baraja se ha perdido" es una de sus frases más conocidas.

Al proclamarse la República, la recibe con ilusión, y siempre se mostrará dispuesto a colaborar con todo lo que fuera buscar una España más tolerante, liberal y culta. Como ejemplo de esto último tenemos su participación en la Misiones Pedagógicas y Culturales que organiza el gobierno de la II República desde 1934.

Estos años son también de compromiso y acción política: Cernuda se afilia al Partido Comunista por breve espacio de tiempo y colabora en revistas de marcado carácter izquierdista, como es el caso de El Heraldo o la revista Octubre, fundada por Rafael Alberti. Pero los primero años treinta son también los del descubrimiento por parte de Cernuda de la obra de los poetas románticos alemanes (Novalis, Heine, Hölderlin), así como el inicio de su faceta de traductor. Durante la Guerra Civil participó activamente desde las trincheras culturales organizando actividades de todo tipo, como es la fundación de la revista Hora de España, o la participación en el II Congreso de Intelectuales Antifascistas realizado en Valencia.

En 1938 viaja al Reino Unido, donde trabaja de lector de español en la Universidad de Glasgow, la Universidad de Cambridge y el Instituto Español de Londres, pasando los veranos en Oxford en compañía del pintor Gregorio Prieto. Ya no volvería más a España. Allí profundizará en la lectura de los clásicos ingleses y descubrirá la obra de autores que le influirán poderosamente, caso de T.S. Elliot.

En 1947, gracias a la mediación de su amiga Concha de Albornoz, consigue una plaza de profesor en la universidad norteamericana de Mount Holyoke, y logra por fin la ansiada estabilidad económica, y en la que permanecerá hasta 1952.

Pasó a México en 1952, donde se enamoró de un culturista, a quien están dedicados los ·Poemas para un cuerpo·. Trató con Octavio Paz y con Manuel Altolaguirre.

Muere el 5 de noviembre de 1963 en la Ciudad de México y es enterrado pocos días después en la sección española del Panteón Jardín.

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"No vengo yo en este momento a esta mesa como amigo de Luís Cernuda, ni amigo vuestro, ni a ofrecer este banquete para cumplir un rito gastado ya en tantas farsas con discursitos decorados, con envidias cubiertas de veneno y lágrimas de cocodrilo. No vengo tampoco dispuesto a que mi voz la lleve el aire para recibir en cambio, como tantas veces, una bandeja de aplausos coronada por un "muy interesante" de merengue. Yo vengo para saludar con reverencia y entusiasmo a mi "capillita" de poeta, quizá la mejor capilla poética de Europa, y lanzar un vítor de fe en honor del gran poeta del misterio, delicadísimo poeta Luís Cernuda, para quien hay que hacer otra vez, desde el siglo XVII, la palabra divino, y a quien hay que entregar otra vez agua, juncos y penumbra para su increíble cisne renovado

No me equivoco. Lo que voy a decir es verdad y está en la conciencia de toda persona sensible. La aparición del libro La realidad y el deseo es una efemérides importantísima en la gloria y el paisaje de la literatura española. No me equivoco, porque para decir esto aquí yo he luchado a brazo partido con el libro, leyendo sin gana al acostarme, al levantarme; leyendo con dolor de cabeza, sacando ese poquito de odio que sentimos todos contra autores de obras perfectas; pero ha sido inútil. La realidad y el deseo me ha vencido con su perfección sin mácula, con su amorosa agonía encadenada, con su ira y sus piedras de sombra. Libro delicado y terrible al mismo tiempo, como un clave pálido que manara hilo de sangre por el temblor de cada cuerda. No habrá escritor en España, de la clase que sea, si es realmente escritor, manejador de palabras, que no quede admirado del encanto y refinamiento con que Luis Cernuda une los vocablos para crear su mundo poético propio; nadie que no se sorprenda de su efusiva lírica gemela de Bécquer y de su capacidad de mito, de transformación de elementos que surgen en el bellísimo poema El joven marino con la misma fuerza que en nuestros mejores poetas clásicos. Entre todas las voces de la actual poesía, llama y muerte en Aleixandre, ala inmensa en Alberti, lirio tierno en Moreno Villa, torrente andino en Pablo Neruda, voz doméstica entrañable en Salinas, agua oscura de gruta en Guillén, ternura y llanto en Altolaguirre, por citar poetas distintos, la voz de Luis Cernuda erguida suena original, sin alambradas ni fosos para defender su turbadora sinceridad y belleza".

( Federico García Lorca)