SEVILLA

Sevilla, cuando yo muera
no quiero ser tierra tuya.
Aire fino de tus barrios.
Soledad de tus clausuras.
Vuelo y canto de campanas
que suben a Dios su música.
Luz de la tarde dormida.
Jazmín de novia. Ternura
de madre joven, contenta.
Caridad dulce y oculta
que besa llagas y heridas
y no pregona sus luchas.
Casta de tu señorío.
Claridades sin penumbras.
Aroma, canto, saeta,
júbilo, oración, profunda
sabiduría sin norma.
Sencillez que nada oculta.
Sevilla, cuando yo muera
quiero ser tu gracia pura.