PROVERBIOS Y CANTARES (Nuevas Canciones) (2ª Parte)
LVIII
Creí mi hogar apagado
y revolví la ceniza...
Me quemé la mano.


LIX
¡Reventó de risa!
¡Un hombre tan serio!
...Nadie lo diría


LX
Que se divida el trabajo:
los malos unten la flecha;
los buenos tiendan el arco.


LXI
Como don San Tob,
se tiñe las canas
y con más razón.


LXII
Por dar al viento trabajo,
cosía con hilo doble
las hojas secas del árbol


LXIII
Sentía los cuatro vientos,
en la encrucijada
de su pensamiento.


LXIV
¿Conoces los invisibles
hiladores de los sueños?
Son dos: la verde esperanza
y el torvo miedo.
Apuesta tienen de quien
hile más y más ligero,
ella, su copo dorado;
el, su copo negro.
Con el hilo que nos dan
tejemos, cuando tejemos


LXV
Siembra la malva:
pro no la comas,
dijo Pitágoras.
Responde al hachazo
-ha dicho el Buda ¡y el Cristo!-
con tu aroma, como el sándalo.
Bueno es recordar
las palabras viejas
que han de volver a sonar


LXVI
Poned atención:
un corazón solitario
no es un corazón.


LXVII
Abejas, cantores,
no a la miel, sino a las flores.


LXVIII
Todo necio
confunde valor y precio.


LXIX
Lo ha visto pasar en sueños...
Buen cazador de sí mismo,
siempre en acecho.


LXX
Cazó a su hombre malo,
el de los días azules,
siempre cabizbajo.


LXXI
Da doble luz a tu verso,
para leído de frente
y al sesgo.


LXXII
Mas no te importe si rueda
y pasa de mano en mano:
del oro se hace moneda.


LXXIII
De un arte de bien comer,
primera lección:
No has de coger la cuchara
con el tenedor


LXXVI
El tono lo da la lengua,
ni más alto ni más bajo;
sólo acompáñate de ella.


LXXVII
¡Tartarín en Koenigsberg!
Con el puño en la mejilla,
todo lo llegó a saber.


LXXVIII
Crisolad oro en copela,
y burilad lira y arco
no en joya, sino en moneda.


LXXIX
Del romance castellano
no busques la sal castiza;
mejor que romance viejo
poeta, cantar de niñas.
Déjale lo que no puedes
quitarle: su melodía
de cantar que canta y cuenta
un ayer que es todavía.


LXXX
Concepto mondo y lirondo
suele ser cáscara hueca;
puede ser caldera al rojo.


LXXXI
Si vivir es bueno,
es mejor soñar,
y mejor que todo,
madre, despertar


LXXXII
No el sol, sino la campana,
cuando te despierta, es
lo mejor de la mañana.


LXXXIII
¡Que gracia! En la Hesperia triste,
promontorio occidental,
en este cansino rabo
de Europa por desollar,
y en una ciudad antigua,
chiquita como un dedal,
¡el hombrecillo que fuma
y piensa, y ríe al pensar:
cayeron las altas torres;
en un basurero están
la corona de Guillermo,
la testa de Nicolás!
Baeza 1919


LXXXIV
Entre las brevas soy blando;
entre las rocas, de piedra.
¡Malo!


LXXXV
¿Tu verdad? No, la Verdad,
y ven conmigo a buscarla.
La tuya, guárdatela.


LXXXVI
Tengo a mis amigos
en mi soledad;
cuando estoy con ellos
¡que lejos están!
LXXXVII
¡Oh Guadalquivir!
Te vi en Cazorla nacer;
Hoy, en Sanlúcar morir.
Un borbollón de agua clara,
debajo de un pino verde
eras tú, ¡qué bien sonabas!
Como yo cerca del mar,
río de barro salobre,
¡sueñas con tu manantial?


LXXXVIII
El pensamiento barroco
pinta virutas de fuego,
hincha y complica el decoro
.

LXXXIX
Sin embargo...
¡Oh!, sin embargo,
hay siempre un ascua de veras
en su incendio de teatro


XC
¿Ya de su olor se avergüenzan
las hojas de la albahaca,
salvias y alhucemas?


XCI
Siempre en alto, siempre en alto.
¿Renovación? Desde arriba.
Dijo la cucaña al árbol.


XCII
Dijo el árbol: teme al hacha,
palo clavado en el suelo:
contigo la poda es tala.


XCIII
Cuál es la verdad? El río
que fluye y pasa
donde el barco y el barquero
son también ondas del agua?
O este soñar del marino
siempre con ribera y ancla?


XCIV
Doy consejo a fuer de viejo:
nunca sigas mi consejo


XCV
Pero tampoco es razón desdeñar
consejo que es confesión.


XCVI
¿Ya sientes la savia nueva?
Cuida, arbolillo,
que nadie lo sepa.


XCVII
Cuida que no se entere
la cucaña seca
de tus ojos verdes


XCVIII
Tu profecía, poeta.
-Mañana hablaran los mudos:
el corazón y la piedra.


XCIX
-¿Mas el arte?...
-Es puro juego,
que es igual a pura vida,
que es igual a puro fuego.
Veréis el ascua encendida