JOSÉ LAMARQUE DE NOVOA
José Lamarque de Novoa , Poetas Andaluces en www.poetasandaluces.com

BIOGRAFÍA

JOSÉ LAMARQUE DE NOVOA, nació en Sevilla en 1828. Hijo de francés y de trianera, es autor de una extensa obra poética de calidad desigual marcada por su admiración al estro poético de Zorrilla, Núñez de Arce y a los poetas clásicos.

Empresario, dueño de un negocio de hierros y maderas, dedicado a la importación y exportación, fue cónsul del Reino de Nápoles, de El Salvador y, hacia 1880, del Imperio Austro-Húngaro. Figura, además, como socio del Ateneo y de la Sociedad de El Folk-Lore Andaluz y perteneció a la Academia de los Áreades de Roma .

Era un católico ferviente y activo, y, en el terreno político, un monárquico convencido, partidario de la restauración borbónica tras la caída de Isabel II, por lo que alcanzó la concesión de la Gran Cruz de la Real Orden de Isabel la Católica en 1876.

En 1861 se casó con la también poeta Antonia Díaz y Fernández . En su casa “La alquería del Pilar”, en Dos Hermanas, mantenían una tertulia literaria muy concurrida por los jóvenes poetas sevillanos del momento. br>
Mecenas y protector de artistas y escritores, Lamarque se cuenta entre los fínanciadores de la primera edición de las “Obras” de Gustavo Adolfo Bécquer, en 1871, de la que se conserva un ejemplar en su biblioteca.

Ya en su vejez y fallecida su mujer, sigue en contacto con algunos poetas jóvenes entre los que destaca Juan Ramón Jiménez, a quien ofrece la composición "La galerna" de “Desde mi retiro” (1900). Éste le correspondió ofrendándole el poema "Nubes", de “Almas de violeta”, y le regaló su libro “Rimas” con la siguiente dedicatoria autógrafa: "A Don José Lamarque de Novoa. Cariñoso recuerdo de su admirador y amigo, J. R. Jiménez. Madrid 1902".

El joven Juan Ramón Jiménez recuerda, en "El modernismo poético en España e Hispanoamérica", su relación en Sevilla hacia finales de la década de 1890 con los escritores de la generación anterior, uno de los cuales era Lamarque, en torno al Ateneo de la ciudad. Juan Ramón, deslumbrado por la poesía de Rubén Darío (a quien había leído en las páginas de La Ilustración Española y Americana), habla a Lamarque del nicaragüense y cuenta que éste, sin conocerle, le pregunta si es "otro cursi", calificativo que, al parecer, merecían para él todos lo modernistas, e intentó desencantarle de imitar a "esos tontos del futraque, como Salvador Rueda". Por lo que escribe Jiménez, Lamarque le escribía casi a diario y le animaba a seguir a los maestros del siglo XIX, y lo cierto es que este influjo primero está en los inicios del moguereño.

José Lamarque de Novoa murió en Dos Hermanas Sevilla en 1904