BIOGRAFÍA
MUHAMMAD IBN ABBAD AL MUTAMID o también conocido por AL MUTAMID nació en Beja (Portugal) en 1040. Aunque no andaluz de nacimiento, se le considera el rey poeta de Sevilla y uno de los máximos exponentes de la poesía amorosa andalusí.
Al Mutamid, era hijo de Al Mutadid I (Almotatid), “Rey” de Sevilla de la dinastía de los abadíes. Menos afortunado que su padre en su reinado, pero indudablemente un gran poeta y mecenas, protector no sólo de los de su corte, sino también de allende sus fronteras, que acudían a él buscando refugio y protección.
Segundo hijo de Al Mutadid, se convirtió en heredero cuando su hermano mayor fue mandado ejecutar por su padre por supuesta traición. A los doce años, su padre lo envió a Silves, en el Algarve, para ser educado por el poeta Abu Bakr Ibn Ammar (Ibn Ammar de Silves, el
Abenámar de los cristianos), el cual se convertiría posteriormente en su favorito.
Aunque al comienzo de su reinado ocupa Qurtuba (Córdoba), posteriormente fue Rey de Ishbiliya (Sevilla), convirtiendo esta ciudad en el centro de la cultura islámica del momento. En 1086, junto con los almorávides, derrota a Alfonso VI. En 1091, los almorávides regresan a Ishbiliya (Sevilla) y deponen a Al Mutamid.
Más inclinado a los placeres y tertulias que al duro afán de la guerra, hubo de sentir los rigores de su padre, quien lo mandó encarcelar por haberse dejado sorprender por enemigo cuando mandaba una expedición contra Málaga. Conseguido el perdón paterno, y para recuperar su prestigio, se puso al frente de un ejército que sitió Silves, que había caído en poder de los cristianos.
Fue un gran poeta. En la Sevilla actual, y en la de todos los tiempos, ha sido fuente de leyendas, de amores y desamores con su esposa Itimad Al Rumaikyya
En la corte de Al Mutamid gozaban de gran favor los poetas y literatos, ya que tanto el rey como su visir lo eran. Pasó por ser un gran mecenas, eje de la poesía de su tiempo. El mismo Ibn Hakam nos dice: “Era el más liberal, hospitalario, magnánimo y poderoso entre todos los príncipes de Al-Andalus. Gustaba de brillantes tertulias (maylis) entre amigos poetas, esbeltos coperos y hermosas esclavas cantoras. Para entrar en su círculo íntimo había que mostrar gran capacidad versificadora y de improvisación. Y, como oyera recitar unos versos de ‘Abd al-‘Azîz, acerca de la felicidad, afirmando que ésta era tan fabulosa como el cuento de un poeta que había recibido un regalo de mil ducados, ordenó darle enseguida la suma indicada”.
Su vida fue pura poesía, durante su reinado, la cultura floreció en Sevilla e incluso durante su cautividad en Agmat no dejó de componer los más sentidos poemas. Muere evocando sus palacios y olivares sevillanos en Agmat, Marruecos en 1095.