PEDRO LUIS DE GÁLVEZ
Pedro Luis de Gálvez , Poetas Andaluces en www.poetasandaluces.com

BIOGRAFÍA

PEDRO LUIS DE GÁLVEZ nació en Málaga en 1882. Poeta, narrador, ensayista, periodista, pintor, anarquista y agitador político. Hijo de un general carlista muy religioso, ingresó tempranamente y a la fuerza en el seminario de Málaga. Tras una corta estancia familiar en Albacete la familia recaló en Madrid en 1898.

Fue alumno de la Real Academia de San Fernando, de donde fue expulsado por acosar a las modelos. Debido a esto su padre lo manda a un correccional, donde gracias al encierro comienza a escribir poesía . A su salida, se dedicó al oficio de actor, hasta que su padre lo sacó a bastonazos en medio de una función. Huyendo de su padre se va a París, donde mendiga. Vuelve a España en 1905 e inicia una serie de conferencias sobre Anarquismo en Andalucía.

Es detenido por "peligroso revolucionario", juzgado en Cádiz por un consejo de guerra que le declara "reo de lesa majestad y culpable de injurias al Ejército"y encerrado en la prisión de Ocaña, donde aprovechó las largas horas de encierro para dar rienda suelta a su vocación literaria. Curiosamente fue esta actividad artística la que le sacó de la cárcel, ya que, después de haber escrito en prisión numerosos poemas y relatos e, incluso, alguna novela breve, envió un cuento suyo a un certamen literario en el que se le concedió el primer premio, circunstancia que le reportó cierto prestigio intelectual y aceleró la condonación de la pena que estaba cumpliendo.

Una vez indultado, comenzó en Madrid una gran actividad como colaborador en diferentes periódicos y revistas. También fundó, en 1916, el rotativo "La Puerta del Sol". En esas fechas ya habían visto la luz tres de sus novelas y se había dado a conocer también como poeta, actividad en la que destacó por la excelente calidad de sus sonetos.

A principios de los años 20, a su paso por Sevilla, se relacionó con los poetas del "Grupo Ultra", avanzadilla española de las corrientes vanguardístas, en especial del Ultraísmo, participando así en la revista "Grecia", donde publicó varios artículos y poemas.

De vuelta en Madrid, tuvo un hijo con una madrileña llamada Carmen, que les nació muerto y del cual escribió Pío Baroja en su "La caverna del humorismo" que iba por los cafés con el niño muerto en una caja pidiendo dinero para enterrarlo. Se casó después con la malagueña Teresa Espíldora Codes, con quien tuvo dos hijos. Se dice que mantenía a su familia pidiendo prestado a todo el mundo, dejando así fama de pedigüeño y sablista (llegó a escribir hasta un tratadosobre el tema: "El sable. Arte y modos de sablear") y una gran ristra de anécdotas. Sin duda alguna, muchas de estas andanzas proceden del halo imaginario con que el propio poeta fue envolviendo su imagen de poeta bohemio y maldito, pero fuera del interés que suscitó siempre su biografía, como poeta no deja de ser de una rara originalidad y calidad, poseyó no poca inspiración y destacó como un gran sonetista.

Dadas sus ideas políticas, recién acabada la Guerra Civil, sus amigos le animaron a exiliarse a Venezuela, a lo que Gálvez se negó, pues decía no tener nada que temer ya que no había cometido ningún delito. Sin embargo, debido a una denuncia anónima y olvidado por muchos de los que ayudó en los momentos del complicado Madrid de los años en guerra, fue condenado a muerte por un Consejo de Guerra el 5 de diciembre de 1939 por "conspiración marxista y otros cargos más" entre los que se contaba "la muerte de varias decenas de monjas".

Gálvez muere ante un pelotón de ejecución, el 20 de abril de 1940.

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"Poeta de vida siniestra, especie de bandido urbano, lleno de un interés exagerado de poeta maldito, destacó en su tiempo como sonetista. Algunos de sus sonetos, broncos, airados, aunque no corresponden a lo que hoy entendemos que es la poesía, son sencillamente buenos [...]. Desgarrado, cínico, herido e hiriente, Gálvez jugó, fuera ya de la órbita de toda bohemia, un papel triste y terrible en la vida española. Vendía a sus mujeres, traicionaba a sus protectores,[...] sorprendí muchas veces en él un pobre corazón cargado de infinitas nostalgias."

(César González Ruano)