DESPEDIDA
¡No un corazón que se divida, alegre,
al sol poniente del estío- oro
de dolor siendo amable-
en los entristecidos corazones!
¡oh, nunca más esta partida
a uno mismo, quedándose uno mismo,
tan solo, sin su alma!

¿A qué morir cien veces
con la duda, en las largas agonías
de ir a una primavera?
¡Oh, vida que, la dejarse, seca y fría
te quedas, con ausol y con tu alma,
fea, inútil!

Tu solo, corazón, contigo mismo
solo, como una rosa, como una
estrella, sola siempre.
con tu luz para todos, pero ciego
en tu esplendor, sin la luz de nadie, solo
mirándote en el rumbo invariable
de la eterna paz de tu ignorado centro.