Autorretrato
I

Soy Pinochet, el Funeral Verdugo,
el gran Funeralísimo chileno.
Tengo por alma un batallón de cieno
y por cabeza un general tarugo.


Cuando mato me arrugo y desarrugo
como culebra de mortal veneno;
chupo la sangre y todo lo gangreno
con mis flechas gamadas bajo el yugo.


El más odiado y escupido soy
de la fétida rastra de fecales
ratas que vomitó letrina oscura.


Soy Pinochet, es esto lo que doy:
la libertad para los criminales
y para el pueblo ni la sepultura.


II

Achtung! De Chile al fin escalé el trono
yo, Pinochet, el funeral comprado
sobre un gran Presidente asesinado,
con cuya viva sangre me corono.


Yo soy el que encarcelo y encañono
a un valeroso pueblo desgarrado.
El mirarlo a mis pies exterminado
es la gloria más alta que ambiciono.


Achtung, achtung! La historia de mañana
ya me nombra en la era hitleriana
vil asteroide y yanki aborrecido,


aunque entre tanto para el mundo entero
soy Pinochet, tapón de estercolero
y el Gran Funeralísimo vendido.


III

Gran Presidente: mírame mordiendo
tu poderosa sangre acribillada.
Soy Pinochet, el de la mano armada,
el asesino de la mano ardiendo.


Heme aquí babeando y escupiendo
sobre tu viva imagen destrozada,
viejo vampiro urgido de la nada
para sorber la luz que ibas abriendo.


Gran Presidente: soy lombriz, gorgojo,
hijo espúreo de escoba y estropajo,
pulga servil pagada por la gente


que aplasta al hombre como aplasta un piojo
el más mínimo y triste renacuajo,
difunto ya a tus pies, Gran Presidente.

Fustigada luz (1980)