Rima LXXXVIII
Errante por el mundo fui gritando:
La gloria ¿dónde está?
Y una voz misteriosa contestóme:
Más allá... más allá...

En pos de ella perseguí el camino
que la voz me marcó;
halléla al fin, pero en aquel instante
el humo se troncó.

Más el humo, formado denso velo,
se empezó a remontar.
Y penetrando en la azulada esfera
al cielo fue a parar.