Rima LXXX
Patriarcas que fuiste la semilla
del árbol de la fe en siglos remotos:
al vencedor divino de la muerte,
rogadle por nosotros.

Profetas que rasgasteis inspirados
del porvenir el velo misterioso:
al que sacó la luz de las tinieblas,
rogadle por nosotros.

Almas cándidas, Santos Inocentes
que aumentáis de los ángeles el coro:
al que llamo a los niños a su lado,
rogadle por nosotros.

Apóstoles que echasteis por el mundo
del la Iglesia el cimiento poderoso:
al que es de verdad depositario,
rogadle por nosotros.

Mártires que ganasteis vuestra palma
en la arena del circo, en sangre rojo:
al que os dio fortaleza en los combates,
rogadle por nosotros.

Vírgenes semejantes a azucenas,
que el venado vistió de nieve y oro:
al que es fuente de la vida hermosura,
rogadle por nosotros.

Monjes que de la vida en el combate
pedisteis paz al claustro silencioso:
al que es iris de calma en las tormentas,
rogadle por nosotros.

Doctores cuyas plumas nos legaron
de virtud y saber rico tesoro:
al que es raudal de ciencia inextinguible,
rogadle por nosotros.

Soldados del ejercito de Cristo
santas y santos todos:
rogadle que perdone nuestras culpas
a Aquel que vive y reina entre vosotros.