UN POETA ERRANTE VA DICIENDO TU NOMBRE
Casi te extravío cuando la niebla
me ha sorprendido esta noche
y yo he seguido andando y andando
alejándome cada vez más de cuerpo.

Caminé seis paradas de autobús,
quince bares de borrachos,
más de siete prostitutas con sus esquinas
e innumerables penas sembradas en el corazón,
que brotaban rotundas cuando más lejos
estaba de ti.

Un músico callejero me dio una nota,
pero en ella no estaban tus ojos
y le he dicho que no me servía,
pero él ha seguido tocando y tocando
hasta llenar de blues la noche,
que se ha vuelto blanca,
que se ha vuelto mujer promesa,
que me ha colmado de sábados.

Y allí, a mano izquierda,
justo junto a mi, resulta que te veo contenta
y le digo a la música
que me espere en la calle,
que voy a subir contigo
a ver si sigues teniendo
todo tan bien colocado en tu cuerpo.

Que voy a ver si no has olvidado
que por ahí hay un poeta errante,
que va diciendo tu nombre,
que va diciendo tu nombre,
que va diciendo tu nombre...