NI UNA PREGUNTA SIN RESPUESTA

EN ti acaba el día, anegas la noche,
cambias el sentido de las horas. Me extravías.

En la amanecida de tus ojos,
encuentro el barrio antiguo de tu cuerpo.
Casas nobles, altozanos, jardines...

De pronto, recuerdas mi nombre y me llamas
y la mujer distante resulta ser mi palabra.

Ni una pregunta quedará sin respuesta.