EN LA PROVINCIA REMOTA
SI desgranara las letras de tu nombre,
renombraría ciudades, mayo,
los océanos, tu cuerpo.
Alumbraría discursos
y con ellos, la quiromancia que descubre
los caminos sin fin de tu piel,
la memoria orgánica de los labios.

Exploraría de nuevo el atlas de tu ser,
patria de alianzas y auroras perfectas,
de palabras imborrables.

Y en la provincia más remota,
volvería a llamarte Ángeles o Silvia o Llüisa.
Tal vez, Carmen, Elena, Montse...,
que es como llamarte y nombrar
a todas las mujeres del mundo.