CARTAS DE AMOR
A veces, envío cartas, mensajes
y náufragos salvados.

Ecos de caricias tras las persianas
cuando ignorábamos el final de la noche.

De los gratos recuerdos se vuelve mejor persona.
Los percibimos como las pizarras de nuestra niñez,
en las que todo se hacía con buena escritura
y dibujos hermosos.

Luego, la tarde inmensa, los álamos repletos
de trinos y fantasías junto al arroyo que pasaba.

Ahora llegas con premura.

No pregunto si hallaste nuevos caminos.

Ignoro ese olor incierto que te empapa,
ni reparo en ese pequeño rasguño en tu labio.

Barcelona, 21 de marzo de 2011.

Porque, después de todo, me gusta escribirte
sólo cartas de amor.