NOS REÍMOS TANTO
LA noche es larga.
Silencio.
Cierro los ojos y te miro.

Todo es muy distinto, tan al norte
de tu aliento.
El paraíso como linde.
No ser nadie y volver
al principio.

La niña se pudre de pena
en la colina.
Centellean el cemento y las nubes.
La ciudad se hace infinita.

No puedo escapar:
la casa tapiada
y por dondequiera,
hormigas.

Tus ojos en la acera
me miran solidarios.

Contengo el aliento
y te pregunto dónde estoy.

Si sé de ti, me vuelvo
casi joven.

¿Adónde vas con la boca
encendida de musgo?
¿Por qué voltean
todas las campanas?
¿Por qué estas lágrimas
de arcilla que me ciegan?
¿Por qué me dejas
tan temprano?

Silencio,
cada vez más silencio.

Y toses, me despiertas.
Nos reímos tanto,
esta madrugada.