UNA PAREJA SE BESA
TU mirada es un paisaje
donde no me reconozco.
Al momento, tu voz,
me devuelve a nuestra calle
en una tarde de domingo.
No hay casi nadie
y están cerradas las ventanas
y los comercios.
Apenas un café abierto,
donde me refugio
de tanta indiferencia.
Una apareja se besa en un rincón
y un anciano que lee el Marca,
humanizan la escena.
Noto mi cuerpo pesado,
mientras tus sucesivas palabras
desfloran mis párpados
cansados y ya antiguos
de tanto conocer.
La pareja del café se marcha
y todo queda aún más triste.
Me siento extranjero con tu voz
y entonces vienen a visitarme
el loro de palo y el gato de escayola.