ALFILERES
En la calle del duende
te espero;
yo iré solo y de negro,
no tengo
cuerpo ni dinero.

Con el paso del tiempo,
los sueños
no son más que soñar
bajo techo
cuando al cielo le da por llorar.

Miénteme si ya vas de la mano
de otro hombre o quizás
un marido,
el invierno se me hace muy largo
si no estoy contigo.

Acompáñame al delirio
persiguiendo nuestras sombras,
bajo el brillo
de las estrellas que adornan
tu vestido.

Quédate hasta que amanezca,
no reniegues del pasado que anhelabas;
desde esta orilla del río
veremos la Luna muerta
aplastada por el alba.

Volveremos a ponernos del revés,
recordando las promesas incumplidas,
no hay rencor ni batalla cainita
que dure una vida.

En mi pecho brota la sangre
de blancos claveles,
cosidos al corazón,
clavados con alfileres.

Junto a alambres de espino
el camino
se pierde por dentro,
y esperando al destino
me siento
un poco más vivo.


A esta edad no hacen falta cadenas
ni amarrar en tu puerto mi alma,
ya no tengo razón de ser fiel.

El cansancio alimenta mis penas,
mas renuncio por siempre a la calma
si toco tu piel.

Espérame en la frontera
de tus besos
si me quedo sin bandera;
los excesos
hacen que extravíes el norte.

No me prives de tu olor,
¡por caridad!,
que mal va este negocio
de la soledad
sin socio ni pasaporte.