CANTARES

Sembré una flor cierto día,
pasaste tú por su lado
¡y se marchitó enseguida!

Te acusan por tus desdenes;
mas no te preocupes, niña,
que las rosas más fragantes
también tienen sus espinas.

Ya sus dulces melodías
no entona mi ruiseñor:
¡él no canta si no oye
los acentos de tu voz!

Rasgué las cuerdas sonoras
de mi guitarra flamenca,
y al querer cantar pesares
¡saltaron todas las cuerdas!