ÁRBOL INÚTIL

A fuerza de llorar, crecer hacía
el árbol que con lágrimas regaba

G.

Ya del laurel las ramas ofrecían
aroma de tus labios. ¡Dafne, Dafne,
gacela del amor!, odio sin celos.
Qué muerte de madera por tus muslos
hasta la copa verde del cabello
te asume y transfigura, ¡Ninfa viva!
Mil bocas cual cuchillos por tus hojas
besan el aire, nudo cristalino
de la cintura triste de tu cuerpo.
Múltiples ojos dan flores despiertas
al injusto pistilo. Madre tierra
te siento por mis pechos ascendiendo,
honda en la savia, dura en mi corteza.
¿Por qué el amor negaste, rubia Dafne,
para morir Sin tiempo en el laurel?

Padre Ladón, tus aguas me circunden,
fuentes de Arcadia, origen de tu cauce,
donde rendir mí sed a tu frescura.
Bajo la fronda umbría, donde creces,
tiendo mi llanto al mar, ¡Tigre sonoro!,
por donde boga amargo mi silencio.
Ay, Dafne, Dafne, cruel, árbol inútil
para el amor del hombre, Apolo eterno;
para el dolor del cuerpo, Ninfa parda,
soledad vegetal de las laderas.
¿Quién libra del anhelo la quimera
donde besar tu fuga rauda y casta,
prisionero cantando entre tus brazos?

De Ceremonia salvaje