CALVARIO
Por qué se hizo de noche
sin despedirse la luz
cuando estaba en un calvario,
soñando sin sueño alguno.

Por qué esta querencia absurda,
este quererte en mis brazos
y abrigarte con mi cuerpo,
escuchar los latidos de tus ojos,
el delgado lagrimeo de tus sienes,
el volar de tus manos,
el olor de tu infancia,
el sentir de tu vientre,
y el sonido de tus huesos.

Por qué se fue la mañana
sin despedirse de mí,
sin ser gloria de mis sueños,
sin ser deseo mi olvido,
y dejándome en tinieblas
entre caminos con baches
socavones y tristezas.
Frente a oscuridades áridas
que inauguran grietas en mis párpados
y agujetas en el cielo de mi infierno.


Por qué sigo soñando
despierto contra tu sombra,
bajo esa flor que me alimenta
con caricias y desprecios.

Y por qué te ofreces ya muda
en vez de brindar campanas,
maremotos y pájaros.

¡Por qué!