MADRINA (Canción)


Rondabas por mi dehesa
y un día dijiste llegando a mi altura:
—Su buen corazón, condesa,
hará que muy pronto yo sea figura.
Y ordené a mis mayorales
conmovida por tu voz:
—Apartarle dos erales
que a este lo apadrino yo.
Subistes a los carteles
en un momento;
el brillo de tus caireles
son mi tormento.

Madrina,
por fuera jardín de rosas
por dentro zarzal de espinas.
Madrina,
mi pena es de Dolorosa
mas nadie me lo adivina.
No saben de mi amargura
pues tu locura sólo es el toro
y a solas me bebo el llanto
de tanto y tanto como te adoro.
Madrina,
madrina sin un lucero,
madrina sin un "te quiero",
la gente no se imagina
que el hombre de mi corazón
me llame sólo "madrina".

Por culpa de una sonrisa
que echaste a unos ojos
que había en barrera
un toro de mi divisa
sembró de amapolas tu estampa torera.
—Si se salva padre mío
en silencio seguiré,
yo en tus manos lo confío 
eres tú el del Gran Poder.
De nuevo por las arenas viste de luces
y yo mi caudal de pena lloro entre cruces.


Madrina,
por fuera jardín de rosas
por dentro zarzal de espinas.
Madrina,
mi pena es de Dolorosa
mas nadie me lo adivina.
No saben de mi amargura
pues tu locura sólo es el toro
y a solas me bebo el llanto
de tanto y tanto como te adoro.
Madrina,
madrina sin un lucero,
madrina sin un te quiero,
la gente no se imagina
que el hombre de mi corazón
me llame sólo "madrina".