QUÉ TARDE ME ABRAZASTE
Te busqué con el alma enamorada
en el rumor del viento arrebatado
y en el pico del monte iluminado
con el brillo fugaz de la alborada.

Te pretendí en la nieve inmaculada,
en el trigo maduro y consagrado,
en el Dios Hombre herido en su costado
y en la fruta de almíbar sazonada.

¡Cuántas noches pedí porque vinieras
a grupas de corceles imperiosos
y ansiosa te soñaba y presentía!

Partieron mis tempranas primaveras
y llegaste en otoños pretenciosos
¡qué tarde me abrazaste… poesía!