Venid cultivadores de vida,
Venid sembradores de almas,
Despertad a la noche,
Despojarle su manta.

Venid hombres,
Venid al grito que os llama,
Coged vuestras herramientas,
Escribid con vuestro sudor
Las paredes blancas.

Venid hombres que cantan,
Decidme que siente la herida
Decidme que siente una lágrima.

Venid y decidme que siente,
Cuando la venda que la cubre,
Cuando el paño que la calma
Llevan bordados, con el hilo del dolor,
El sufrimiento en el alma.

Venid hombres,
Venid a este canto que os canta.

Decidme porque,
Tan sola escribe la pluma,
Que por tinta La libertad
Lleva enfundada,
Que casi todo es tinta
Y de pluma ya no queda nada.

Venid hombres,
Venid a la tierra que os llama,
Regadla con la palabra,
Recoged la libertad,
Sembradla de esperanza.

Venid hombres del hoy,
Llamad a los hombres del mañana,
Haced de vuestro frio campo
La manta que guarda el canto,
De los hombres que todavía cantan.