LA MUERTE ME LLAMA
Ay madre,
Quiero llevar de vestido tu manta,
Que mi alma la viste una pena
Ella se quedo desnuda y yo madre,
Yo me quede con ella.
Ay madre,
Entre caminos de olivos
Andan dormidos los cantes de mis entrañas,
Que anda despierta una lagrima en mi garganta,
Mírala madre, parece que la nieve llorara.
Ay madre de mi alma,
De luto se visten los claros de la mañana
Que llevo de compañera una navaja,
Que llevo de sentimiento la rabia,
Yo con mi piel le hago el vestido
Y a ella madre, déjame por los hombre,
Que con su sangre le pinte la falda.
Ya madre, nadie canta,
La casa dormida se encuentra,
Esperando el crujir de las raíces
Para despertar en un llanto de estrellas
Sabiendo madre, que si con mis manos pudiera,
El sol seria eterno y la luna polvo en la ladera.
Y Dime madre,
Dime qué es eso que se acerca,
Y dime porque se para el viento
Y dime porque gime la guitarra
Como si un puñal le atravesara el pecho,
Que parece madre que lloraran los huertos.
Tocan a la puerta,
Y un hilo de voz débil, casi mudo,
Rompe a llorar mi rabia,
Y asustado como el que no sabe
Pregunto al llanto de la luna
Quien entra en mi casa.
Y un suspiro de luz refleja
Dando calor a mi fría estampa,
Parece cubierta de rocío y escarcha,
Y cruzando en un instante,
Como si el reloj de la vida parara,
Su voz vieja y cansada dice:
-Hijo no llores,
La muerte me llama-.