Tienen sed los campos. Ha llovido poco últimamente. Pasaron las tormentas y no dejaron nada. Sacaron a los ídolos y no vino la lluvia. La lluvia viene cuando quiere. No tiene su sazón hora fijada. Mucha o poca, la lluvia jamás mide cuanto otorga, ni prevé dónde será bien recibida. Llueve con simpleza, simplemente. Se deja llover por puro gusto. No castiga la lluvia, no condena. Es un don la lluvia, y no lo sabe. De Sitios del agua (2001)