En el que el poeta toma prestadas las palabras de John Donne para desabrigar infundados temores... ¿Qué haremos en invierno -me preguntas-, sin un mal cobertor que nos defienda del frío? ¿ Qué participada prenda abrigará las desnudeces juntas ? No te sé contestar. Y descoyuntas, pura, abierta, entregada a la contienda del amor, ese cuerpo, a suelta rienda. y se me escapa el alma por las puntas. Aún es verano, y la calor es tanta que no comprendo la frialdad. Y sudo cuanta humedad rehuye la garganta. ¿Pero existe el invierno? ¿Y es tan crudo su rigor? Si es así, ¿qué mejor manta para tu desnudez, que, yo, desnudo?