UN GUIÑO, UN CÓMPLICE, UN DESEO (II)

Definitivamente
parece confirmarse que este invierno
que viene, será duro.

Jaime Gil De Biedma


Quizás sólo nos falte
ser algo menos jóvenes.

Luis García Montero




De tu primera imagen
conservo la sonrisa, el nerviosismo
y una aburrida clase de francés.

Porque fueron los días primeros del otoño,
con humo en los pasillos
y sin prisas todavía por vernos.

Después llegó la cita, la primera.
Y la primera vez que te fallaba,
y las primeras gotas de un café derramado
sobre el foso común del sentimiento.

Granada tenía entonces
esa complicidad de Celestina,
una arrogante forma de mirarme
casi al pie de la Alhambra,
Paseo de los Tristes,
tras ponerte mi abrigo y a conciencia.

Cómo también después del primer beso
nos quedó cierto extraño
sabor de irrealidad,
y mojaste los labios en mi copa,
entera, desprendida.

Recorriendo las calles cansadas por los años
hicimos nuestro pacto con la historia,
enfrentando el viaje con maletas
de náufrago, vacías, esperando
llenarlas lentamente de la vida
que pasará sin duda por mis versos.

Supongo que después de algunos años,
cuando seamos algo menos jóvenes
y el invierno que venga sea duro,
podremos seguir juntos
las huellas de unos días
contados desde ahora,
la resaca de tardes de añil promiscuidad,
una vez aprobada
la última evaluación de estas páginas
escritas con mayúsculas
y letras góticas
y aún por terminar…