Los tuyos te vistieron de oropeles en medio de la fiesta y su ruido. Te envolvieron con falso colorido y al cuello te pusieron cascabeles. Novia para hipotéticos donceles de los que ni siquiera uno ha venido. Arráncate tu velo y tu vestido. Llora y muerde el revés de estos papeles. Oh tierra mía para el casamiento con ese novio que es tu salvamento, pero que nunca a desposarte baja. Aguardando tu boda envejeciste y hoy estás acabada ya y tan triste, que servirá tu dote de mortaja. De Prohibido paraíso (1979)