El mundo se fabrica con vapores que segrega una espiral en continuo consumo (eso es cierto), y así nos hacemos las personas, los perdedores solitarios o el matrimonio y las familias. Así la vida se hace fácil, se hace formulario. . Pero a veces hay encuentros, accidentes, hay gente dispuesta ahí fuera, en calles cualquiera o estaciones de tren, o aeropuertos, hay gente que todavía ama las palabras y la grandeza de decir, de quien dice. (Palabras como las que dibujan un caballo en carrera hacia el abismo, palabras que son, nos hacen, palabras que atraviesan los ejes exactos del tiempo.) El tiempo ya no es preludio de muerte ni un accidente continuo, ahora es risa, festival, primavera, certeza de un tiempo antiguo y una sonrisa antigua. Alquimia. Por eso imploramos la sinrazón, adiestramos musarañas, nos perdemos en las miradas que juegan a decir. Así fecundamos las palabras. Así colonizamos las entrañas de la bestia.