ELEGÍA

En él moraba la osadía,
el coraje de ser, la luz
viviente y su raíz nocturna.
Sus ojos se posaban en la vida
sin más doctrina que la lluvia 
cantando en el ramaje.
No supo casi nada, y sin embargo 
todo saber subía hasta sus hombros
en forma de días y de aromas.
Era su voz el dulce eco
de un hombre que vive y significa.

“ La rotación del puzzle”