Este mar sin espuma, que rodea este pueblo guarda bajo sus aguas otra ciudad dormida que aguarda en otro siglo resurgir triunfadora. Y por eso en la noche, cuando todos descansan, no descansa el trasiego de la ciudad que espera y suenan sus campanas, plañidero lamento, tañen - música sorda- debajo de las aguas. ¿Acaso tienen pacto secreto con la luna? Ay mar sin oleaje, sin mareas ni empujes, como ocultas la vida que fluye en tus orillas, los pájaros sin alas, sin vuelo en los abismos, las palabras sin eco, los pasos sin sonido. Iznájar está arriba, prendida en la montaña, y el ángel en la torre, que trajo el pez divino, y que de otro mar vino y amerizó en sus aguas. Iznajar está arriba, de calles empinadas. Y en la noche la sombra se refleja en lo oscuro, como espejo celoso, adornas sin embargo, y a tu pesar cobijas y proteges su entorno. Y tú, bajo las aguas, centinela en la noche, ¿Que esperas ahí abajo tañendo tus campanas?