En las torres del Alhambra sonaba gran vocería y en la ciudad de Granada grande llanto se hacía, porque sin razón el Rey hizo degollar un día treinta y seis Abencerrajes nobles y de gran valía, a quien Cegrís y Gomeles acusan de alevosía. Granada los llora más, con gran dolor que sentía, que en perder tales varones es mucho lo que perdía: hombres, niños y mujeres lloran tan grande perdida, lloraban todas las damas, cuantas en Granada había. Por las calles y ventanas mucho luto parecía; no había dama principal que luto no se ponía ni caballero ninguno que de negro no vestía, sino fueran los Gomeles, do salió el alevosía; y con ellos los Cegrís que les tienen compañía. Y si alguno luto lleva, es por los que muerto habían los Gazules y Alabeces, por vengar la villanía, en el cuarto de los Leones, con gran valor y osadía. Y si hallaran al rey le privaran de la vida, por consentir la maldad que allí consentido había.