VIAJE A SALOBREÑA

Comprendí que era Sierra Nevada
cuando vi tanta nieve en su monte,
con el limpio y azul horizonte
que corona la tierra en Granada.
Y seguimos camino a la costa
por laderas de enormes montañas,
derramando en abiertas entrañas
agua clara, corriente y angosta.

En las curvas de "eses" cerradas,
hay barrancos que había pasado
donde ves las enormes bajadas
del cantil, que mi boca ha secado.
Los colores violeta y rosado
que reviste de tonos la roca,
embellece a ese monte plantado
ante mí, pareciendo que invoca.

Yo no sé si sabré explicarlo...
Pero hubo un momento del día
que cortándome el paso decía;
"hasta aquí, porque puedes dañarlo"
Y me siento culpable sin serlo,
porque todo lo bello y sagrado
en su afán de querer poseerlo
es el hombre quién lo ha estropeado.

Y allí estaba... En el monte más verde,
como nata que se ha derramado
por la tarta, y bajando se pierde
hasta el mar…, donde queda parado.
Me sentí como aquel que lo sueña
y aun despierto no puede olvidarlo,
no consigo dejar de pensarlo...
Me parece irreal Salobreña.