Como un ángel que escapa de la nieve despertamos del coma, instante hermoso que hermanas a los vivos con los muertos . Los párpados oscuros fragmentaron el núcleo carcelario de los ojos. La luz fundió los restos del acero inoculando vida a las retinas. El blanco de las sábanas, las rosas, la mano de la madre, los goteros… Todo era novedad. Todo memoria. Sin embargo, los cuervos regresaron, percutores de ébano y saliva. El rumor de crisálida cesó. (Coma, 2008)