La hierba del solar ha crecido con fuerza. No ha habido un solo día de este otoño en que los elementos le hayan dado la espalda. Desde aquí puedo verla. Es un regalo frente al dolor inerte de los muros. El viento, el sol, las nubes, le han sido favorables (también ellos, con su espalda de sombra). En esta edad anómala y terrible, pienso en mi amor; se parece a esta hierba.