ROMANCE MORISCO (Juan Arolas)

I    

Tiene el Darro arenas de oro,  
Las tiene el Jenil de plata,  
No hay otro Jeneralife  
Ni tampoco hay otra Alhambra.    
Festejos y diversiones  
Para que luzcan sus gracias  
Quiere dar a las hermosas  
El Rey Chico de Granada:    
Vanegas y Almoradíes  
Con Gomeles y con Mazas  
Al son de mil instrumentos  
En la vega juegan cañas:    
También en Torre Bermeja  
Y en el Albaicín hay zambra,  
Dulce escuela del amor  
Dó se aprende la esperanza.    
En palacios y jardines  
Que mil flores embalsaman  
Hay músicas y cantares  
Y toros en Bibarrambla.    
Adornados miradores 
Ocuparon en la plaza 
El rey con sus caballeros 
Y la reina con sus damas.   
Con marlota de brocado 
De labores muy galanas 
En oro y en pedrería 
Se dejó ver la sultana,  
En el jazmín de su frente 
Pura rosa se desmaya 
Y tiene en medio un rubí 
Que de noche es una llama.   
A su lado también brillan 
La hermosísima Daraxa,  
La Fátima, Sarracina 
Y Xarifa y Alboraya:   
En sus trajes y en sus plumas 
Azules, verdes o blancas 
El estado diferente 
De su tierno amor retratan.   
Distraído estaba el rey 
Y un traidor Zegrí se avanza 
Que en secretas conferencias 
En tales términos le habla:   

-«Guarde Alá vuestro poder 
»Y así tomaréis venganza 
»De villanos y cobardes 
»Que son de mestiza casta;  
»Los Abencerrajes, digo,  
»Pues el que a su rey no acata,  
»Aunque de elevada cuna,  
»Ya bastardea y se infama:
»Con su torpe alevosía
»La vida y reino os quitaran
»Si Gomeles y Zegríes
»No os tuviesen por monarca.
»Cuando en la frondosa vega
»Puesta cruz roja en la adarga
»Rodrigo Tellez Girón
»Maestre de Calatrava
»Con un aguerrido moro
»Sabéis que escaramuzaba...
(»Aquí se turba el concepto
»Y el dolor mi voz embarga),
»Me entré por Jeneralife
»Y vi que en la calle larga
»De frondosos arrayanes,
»En horas muy poco cautas
»La reina y Albin Hamad
»Al pie de un rosal andaban
»En amores descompuestos
»Y caricias desmandadas.
»Tras breve espacio miré
»Dirigirse la sultana
»A la fuente del laurel
»Dó esperando están sus damas.
»Al adúltero y traidor
»Conocéis: hoy de la fama
»Buscará las recompensas
»Al blandir agudas lanzas.
»Contemplad, pues, sus divisas,
»Ellas su ambición declaran...
»Mas del tálamo ultrajado
»Con qué borraréis la mancha?»   

-«Con sangre: respondió el rey,  
Con sangre el baldón se lava.»   

Sonaron los añafiles 
Y al Zegrí volvió la espalda.   

II  

Ídolo de las hermosas
Que sus ojos en él clavan,
Robando los corazones
Corrió Albin Hamad la plaza,
Con gran brío y gentileza
Monta el moro yegua baya
Que tiene los cabos negros,
Tan veloz como gallarda:
El freno y las estriberas
Son de muy bruñida plata,
De mucho precio el rendaje,
De oro y seda la gualdrapa;
Lleva el jinete unas plumas
Que son verdes y azuladas,
La marlota y capellar
De finísima escarlata
Y por divisa este mote:
Mi pasión vuela muy alta,
Mi amor soñó una ilusión
Y real placer alcanza.
Mirando la letra el rey
Dijo airado estas palabras:

-«Pronto bajarás el vuelo
»Y te cortaré las alas.
»No serán tus ilusiones
»Ni reales ni soñadas
»Ni sabrás para tu mal
»Que aquel que a la tumba baja
»Por soñar ofensas mías
»Duerme allí sin soñar nada.»
Albin Hamad en el coso
Luce con primor sus galas
Y de mil diversos modos
Es su letra interpretada.
Para alancear un toro
Pide licencia, la alcanza
Y después de hacer mesura
Afírmase bien y aguarda.
Prontamente le soltaron
Un retinto de Jarama
Que envistió como león
Con los ojos hechos brasas:
Besó el pretal de la yegua
Y entonces con honda llaga
Más abajo del testuz
Le entró la temible lanza.
Fue el bote de pronta muerte;
Vacila, tiembla, desmaya,
Con su mole da en el suelo,
Tiende la cerviz y acaba.
Un grito de aprobación
De repente se levanta
Como cierzo en remolino
Que espeso pinar asalta.
Las doncellas granadinas
Sobre el vencedor derraman
Con bendiciones de amor
Frescas rosas y guirnaldas.
Unas dicen: -«Esa suerte
»Tan hermosa y tan bizarra
»La alcaidía de Cantoria
»Tendrá por segura paga.»
Otras: -«Ya tiene su mora
»Prevenida rica manga
»Con aljófares y perlas
»Y rubíes y esmeraldas.»
-«Mata bien»: le dijo al rey,
Que no aplaudía y callaba,
Un Abencerraje noble.
Y el rey replicó: -«Me falta
»Escuchar de vuestra boca
»Si aquel que de una estocada
»Mata al traidor, mata bien.»
Y el otro dijo: -«Bien mata.»
El rey dejó el mirador
Preguntando a la sultana:
-«¿Qué os parece del jinete
Que aplaudió toda la plaza?»
-«Que es galán»: dijo la reina,
-«Galán, repuso el monarca,
»Y galán con galanteo
»De la que galán le llama.»


III

Treinta armados caballeros
Hay en la vistosa cuadra
De lucidos azulejos
Que de los leones llaman:
Son Zegríes y Gomeles,
Mañeros en urdir tramas
Contra los Abencerrajes
De más timbre y mayor fama:
También está allí el verdugo
Con cuchilla preparada
Y los bárbaros esbirros
Con cordeles y azagayas.
Se presenta Albin Hamad,
Pues un paje de la Alhambra,
Mensajero cauteloso,
Le indica que el rey lo manda.
Como tigres en acecho
Que ocultan bravías plantas
Se arrojan sus enemigos,
Mientras los esbirros le atan
Y de sus robustos hombros
La cabeza es separada
Por la mano del verdugo
De alabastro en la gran taza.
Allí murieron tras él
Otros nobles de su casta,
Caballeros de gran prez
Muy ardidos en batallas.
Si su sangre fue inocente
Bien el tiempo lo declara
Que del fino pavimento
No pudo borrar las manchas.
Este fue el primer origen
De discordias y matanzas,
Hasta que eclipsó la cruz
Tus medias lunas, Granada.