Ahora te amo a ti, estrellita, Laleima. ¿Quién te quiere y por ti muere? Si me muero, es culpa tuya. De poder dejarte mi alma, no rimara esta estrofilla. ¡Yo estoy, matrre, tan silâto, tan hazîmo, tan penâto! ¿Ves lo largo que es el día? Sólo cato un bocadito. Digo a todos: <<¡Allah es grande! Ya no puedo más con ella; si a la Aljama Verde corro, vase al Pozo del Chopillo>>. ¡Ay, adorno de tertulias, guapa, sí, e inteligente! ¡No mizcales, sí chinitas, de volverte leprosilla! Tus galanes desatinan. De Babel juntas la magia. Toda sal de ti se escucha, si hablas una palabrita. Y pechitos cual manzanas, carrillitos como harina, dientecillos como aljófar y de azúcar la boquita. Si el ayuno nos vedases, si nos dijeras, hoy la puerta de la aljama cerraría una soguilla. Dulce más que el alfeñique, tú señor eres, yo esclavo. ¡Mi señor, sí! A quien lo niegue, en el cuello un cachetillo ¿Hasta cuándo más desdenes? ¿Hasta cuándo más celillos? ¡Haga Allah en casa sola con los dos un acecillo!