Te llevo, aquí, para la estampa, viva, volada de palmeras y azahares; un cortijo de cal a la deriva navegando en tu bata de lunares. Te quedaste y te traigo en la solapa prendida de alfiler para la cita, fina de mar y de resol y mapa y al viento azul de mi palabra, escrita. El Sur clava rejones en el lomo de este recuerdo, toro que me embiste, bellísimo, en la arena de mi reto. Y un ocaso de tórtola y palomo, arrullo quema y púrpura desviste en la torre con luna de esqueleto.