RETRATO DE UN AMIGO

Rodín, tú, modelándote a ti mismo;
pensamiento y acción desorbitados,
cuando ves en el cielo de tu abismo
tus luceros brillar, enajenados.
Entre laureles, tu panal de amores
labras como una abeja laboriosa...
Y hay un loco trinar de ruiseñores
dando guardia melódica a tu rosa.
Vuelas como las águilas caudales
y como las alondras, y es tu acento
de trinos y de pausas siderales...
¡Flecha indecisa que en el ancho viento,
perdida entre los Puntos Cardinales,
no halla el “blanco” final de su momento!