Rosa, desnuda tu secreto. Espuma, dime tu blanca sinrazón. Lucero, multiplica por tres tu ciencia, suma, y dadme, amigos míos, lo que quiero. ¡Lo qué quiero...! Ya está. Mi mano toca el mentido limón de nube y brisa y soles apagados, en mi boca dejan sabor de viento y de ceniza. ¿Y para esto, tánto, tánto y tánto...? ¿Y ya no hay más? ¿Y aquí se encierra el todo? ¿Y para esto te alquilé mi llanto? ¡Toma tu voz y dame tú la mía! ¡Llorad conmigo, numen, sexo, modo, que ya la Esfinge se quedó vacía!