Obrero, obrero, obrero y sólo obrero. Obrero soy por mi sudor escrito. Obrero del terrón que necesito. Obrero de ocho toros y el sobrero. Obrero, por peón banderillero -no matador del lance señorito-, cuando el resuello de la muerte cito, jornalero del pan sin burladero. Artesano de un sol con hipoteca. Alarife de lunas en camisa frente a la flor de piedra suspirada... Ceñido obrero a la palabra seca, esa que paga, vergonzante y lisa, el jornal de la rosa sindicada.