PANORAMA DESDE EL ÁTICO VII
Cuántas veces, la frente en los cristales,
mirando caer la lluvia sobre el patio,
pensaba —voz de cémbalos el agua—
el niño en manantiales eviternos.
Espectros de la tarde y de las sombras,
de insectos y campanas, proferían
canciones ancestrales y espejismos
hermanos de la fábula y el sueño.
La lluvia en la ventana y en los ojos
la bruma vespertina de los muelles
y hermosas procesiones de violetas.
La vida dio carlanca a la inocencia,
al humo incierto y bello de la aurora.
Cuántas veces, su vaho en los cristales,
la tarde rememora aquellos días
y el hombre busca el alma desterrada
clamando a las campanas del poniente.