Llevas un vaso lleno de transparencias entre inquietas manos y escurridizos dedos. Puedes cantar el cielo, el amor, las estrellas: todo nacerá nuevo de tus labios hermosos. Descubrirás en sueños la vida que te acosa tan dulcemente mansa y le sonreirás. Despertarás el día menos pensado entre un mayo y un setiembre y moverá el asombro el filo de tu enagua. Revolverás entonces de un desconcierto grande el mundo que te llena; una luz saltará, en caños, por tus ojos. Y seguirá la fuente el curso de tu cuello mientras pájaros haya en vuelo por tus venas y palabras diciendo del amor en tu boca.