MARTA Y MARÍA

Una cosa, amor mío, me será imprescindible 
para estar reclinada a tu vera en el suelo: 
que mis ojos te miren y tu gracia me llene; 
que tu mirada colme mi pecho de ternura 
y enajenada toda no encuentre otro motivo 
de muerte que tu ausencia.

Mas qué será de mí cuando tú te me vayas. 
De poco o nada sirven, fuera de tus razones, 
la casa y sus quehaceres, la cocina y el huerto. 
Eres todo mi ocio: 
qué importa que mi hermana o los demás murmuren, 
si en mi defensa sales, ya que sólo amor cuenta.