¿POR QUÉ NO?

Bañábase en la playa 
sin corazón 
y sin el velo de la desposada.

Y tenía su cuerpo, 
sin corazón, 
por la arena salada recubierto.

Tendida sobre el aire, 
sin corazón, 
comenzó a despojarse de su carne.

¿Y el corazón? 
Los peces lo llevaban, 
mar adentro, colgado de sus alas.