Vino a mí en espiral, con vuelo de mañana, su voz hecha sonrisa de lucero del alba. Mi sangre baña el río en aleteo de agallas; queda el cuerpo sin sangre y oye la voz del alba. Está mi cuerpo frío ya tendido en la playa, y huyendo de la luz desaparece el alba. Su voz hecha sonrisa vino a mí en espiral; mi gesto sin aristas fue a ella en espiral.