Hay tantas realidades escondidas, ocultas por la niebla de las horas sin tiempo. Hay una, dos palabras, millones de palabras que esperan la sorpresa de unos labios. Pájaros que no encuentran la mano, casi rama, que les señale el nido <#>, Hay murmullos sin bosques para aquietar sus lenguas divididas; calles sin ese árbol que les siembre una antorcha de amarilla nostalgia, ríos preguntando un cauce, mares, que no descubren, eterno, un horizonte, con la antigua sospecha de sus olas. Vientos desheredados, sin refugio, en busca de veletas y balcones donde dejar su aliento y su llamada. Estrellas sin un cielo para clavar su asombro errante y mudo. Hay caminos perdidos, que ignoran el destino de sus pasos. Y hay corazones que se quedan solos, llama encendida, nombres sin respuesta, suplicando a la vida. Hay voces en la tierra recorriendo esperanzas.