Si no fuera por la herida, frontera de mi dolor. Si adentro -jardín cerrado, alto cielo, luz, canción- no levantaras tus brazos, árbol de ensueño: si no fuera porque te contemplo resplandeciente hacia el sol, y tus hojas -¿son las aves?- tiemblan. Eterno rumor. ¡Que no se apague tu verde constancia, mi árbol! Que yo pueda arder en tu amarilla mirada. Siga tu voz, azul llama de mi noche desierta. Viento y color. ¡Que siempre sienta tus ramas -ay, recuerdo- dentro de mi corazón!