La dulce boca que a gustar convida un humor entre perlas destilado, y a no invidiar aquel licor sagrado que a Júpiter ministra el garzón de Ida, ¡amantes! no toquéis si queréis vida: porque entre un labio y otro colorado Amor está de su veneno armado, cual entre flor y flor sierpe escondida. No os engañen las rosas que al Aurora diréis que aljofaradas y olorosas se le cayeron del purpúreo seno. Manzanas son de Tántalo y no rosas, que después huyen dél que incitan ahora y sólo del Amor queda el veneno.