A LA MEMORIA DE LA SRTA. MARÍA MONTOTO DE SEDAS

Era ayer juventud llena de encanto,
hermosura, bondad, inteligencia;
hoy, polvo nada más, que la conciencia
contempla muda en angustioso espanto.

Trueca el destino en fúnebre quebranto
el caro bien cifrado en su existencia,
y ojos que hallaban luz en su presencia
ciega la obscuridad y abrasa el llanto.

Pasó por esta tierra de tristura
breve mañana, como flor preciosa,
cual paloma sin mancha en su blancura.

En su eternal ausencia dolorosa,
deja de su recuerdo la dulzura,
de su virtud la estela luminosa.